Funcionalidad, amor por su entorno y un diseño orgánico exquisito, dieron forma a una casa que funde sus espacios interiores con un exterior en donde la vegetación y los árboles añosos son protagonistas.
Casa Roca, ubicada en las barrancas de Vicente López, se ideó sobre tres ejes fundamentales: que su arquitectura estuviera en armonía con la naturaleza, la preservación de los árboles añosos que la rodeaban y la luz como protagonista en todos los espacios de la vivienda.
En ese sentido, el arquitecto Gabriel Gambotto y su equipo idearon un diseño orgánico en el que la casa se funde con el entorno en todos sus ambientes, creados con materiales nobles como el hormigón y la madera.
“La casa está resuelta en tres plantas. Tomando los distintos niveles de la barranca, en la más baja se ubicaron el garaje, las zonas de servicio y el taller de la propietaria de la vivienda, diseñadora y creadora de una firma de tejidos naturales”, introduce Gambotto. “La planta intermedia está divida en dos sectores: uno con dos habitaciones y una sala de juegos, y otro de perfil más social, en donde se conjugan el living-comedor, la cocina y la galería que da al jardín. En el último piso se ubica la suite principal”, agrega.
La zona familiar merece un párrafo aparte: la cocina, integrada al living comedor, también está unida a la galería a través de un cerramiento de vidrio que se abre en su totalidad, transformándose en un solo espacio. A esto contribuyen la continuación del techo de hormigón y la elección del mismo porcelanato símil madera para los pisos de ambos sectores. De esta forma, la cocina se convierte en una suerte de bisagra que abre el interior de la casa hacia el exterior, dando lugar a un ambiente que permite una experiencia totalmente inmersiva con la naturaleza que rodea a la propiedad.
Esto mismo se logró en muchos sitios de la casa a partir de ventanales ubicados estratégicamente, como el que permite ver, desde la suite principal y como si fuese un cuadro, la copa de una magnolia de más de ochenta años que la propiedad atesora en el jardín.
La constante interacción visual y ambiental con la naturaleza que rodea la casa, también la dieron los materiales nobles que se eligieron para su construcción. Así lo explica Gambotto: “La materialidad de la obra estuvo presente en todo el proceso de análisis, ya que la premisa era la utilización de materiales de bajo mantenimiento, resistentes y de buen envejecimiento. En ese sentido, optamos por hormigón para materializar la cinta continua que recorre toda la casa y los volúmenes en voladizo del contrafrente”. Y agrega: “Por otro lado, la carpintería se realizó en aluminio pulido anodizado natural con combinaciones en PVC foliado madera o con pintura símil madera, como se hizo con los parasoles del frente de la casa”.
Por fuera de la arquitectura en sí misma, esta casa tuvo muchísimo trabajo de diseño interior, como el detalle de hacer mesas gemelas, para el comedor y el área de la parrilla, pensando en que puedan unirse para reuniones. O que los vestidores, al no tener tiradores, parezcan estar escondidos en paredes revestidas en madera.
El resultado de esta suma de talentos se traduce en una vivienda absolutamente funcional y, a la vez, permeable a su entorno, ya que no solo está en sintonía con la vegetación que la circunda, sino también con las líneas de la barranca y con el recorrido que hace el sol a lo largo del día, llenando de luz cada uno de sus espacios.